Conveniencia o nada: la «economía de la pereza» está cambiando el retail

Los consumidores quieren inmediatez, sin obstáculos ni complicaciones y máxima personalización. ¿Están preparadas las marcas para sobrevivir en la era de los clientes que lo quieren todo y ya?
Chica usando una smart locker Chica usando una smart locker
Chica usando una smart locker

La nueva era del retail ya no gira estrictamente en torno al producto, sino que lo hace también en torno al cómo, cuándo y dónde se entrega. Y sobre todo, con qué nivel de esfuerzo por parte del consumidor. Estamos viviendo en la era de la «economía de la pereza», un fenómeno que está transformando la industria del retail desde sus cimientos. 

La comodidad ha dejado de ser un extra para convertirse en una expectativa esencial, y los retailers están intentando cumplir con esta premisa a toda costa.

El quick commerce? global está disparado: mientras se valoraba en varias decenas de miles de millones de dólares hace tan sólo un par de años, se estima que crecerá a un ritmo anual del 16,1% hasta 2032, según UnivDatos. En países como India, el crecimiento alcanza el 17% anual, impulsado por dark stores? urbanas y entregas en menos de 30 minutos.

Por su parte, la economía de la suscripción alcanzó los 487.000 millones de dólares en 2024 y se proyecta que crezca un 15,9% anual hasta 2034. Mientras tanto, la instalación de lockers inteligentes en espacios públicos y zonas residenciales sigue en aumento, como solución flexible para la recogida de pedidos sin contacto ni horarios.

Qué es la «economía de la pereza»

Cuando hablamos de economía de la pereza nos referimos a la manifestación más reciente de un consumidor que ya no quiere complicaciones. Hoy, muchos prefieren pagar un poco más si eso significa ahorrar tiempo y esfuerzo. 

Esta nueva mentalidad se refleja en la creciente demanda de entregas ultrarrápidas, servicios de suscripción que eliminan la necesidad de hacer pedidos repetitivos, puntos de recogida accesibles en cualquier momento del día y tiendas automatizadas donde no es necesario interactuar con nadie. 

Casos que están liderando el cambio

Empresas como Amazon Prime han sido pioneras en este nuevo modelo de conveniencia, marcando el camino con entregas en 24 horas, servicios como Amazon Fresh y beneficios exclusivos para suscriptores. 

Glovo ha ido más allá del reparto tradicional, apostando por el quick commerce y cerrando acuerdos estratégicos con compañías como El Corte Inglés, Alcampo o Fnac. 

Por su parte, plataformas como Getir, Blinkit, Flink y Zepto compiten por ofrecer la entrega más rápida del mercado, gracias a su red de dark stores ubicadas en zonas urbanas. 

En el ámbito de la moda, Shein destaca, además de por sus precios competitivos, por la agilidad de su logística y las facilidades en las devoluciones. 

Y en el mundo físico, cada vez hay más modelos de tienda que han revolucionado la experiencia de compra con un modelo sin cajeros que permite al cliente entrar, coger lo que necesita y salir sin pasar por caja.

Adaptarse o morir: el eterno reto del retail

Para responder a esta exigencia de conveniencia total, marcas y retailers ya se han puesto en marcha. Están rediseñando su packaging: ahora es más ligero, más fácil de abrir y más apto para transporte rápido.

También está invirtiendo en UX personalizada (apps que predicen pedidos y reducen pasos) y apostando por infraestructura urbana, con hubs logísticos cerca del cliente.

Asimismo, están multiplicando la instalación de lockers automáticos y, a la vez, automatizando las tiendas para ofrecer una experiencia de compra sin interrupciones.

Oportunidades y riesgos

La era de la conveniencia total ofrece a las marcas algunas oportunidades muy valiosas. Por ejemplo, la posibilidad de generar lealtad mediante modelos de suscripción, lograr una mayor eficiencia en la última milla, diseñar experiencias de compra más fluidas y personalizadas y aprovechar el potencial del dato para anticipar las necesidades del consumidor. 

Sin embargo, estas ventajas vienen acompañadas de algunos desafíos considerables. Por una parte, la facilidad con la que un cliente puede cambiar de proveedor complica la fidelización. Además, los costes operativos para mantener servicios ultrarrápidos son considerables.

También hay que tener en cuenta que el fomento del consumo sin fricciones puede llevar al hiperconsumo y a aumentar la huella ambiental, mientras que el uso intensivo de datos plantea cuestiones éticas sobre privacidad y gestión de la información personal.

El papel de la IA en la “economía de la pereza”

La inteligencia artificial promete llevar la conveniencia a su máximo nivel, ya que puede predecir compras antes de que el cliente lo sepa. También puede automatizar la entrega con rutas inteligentes y vehículos autónomos, además de proponer modelos de suscripción inteligentes.

En resumen, la «economía de la pereza» no es una moda: es una transformación estructural. El cliente ya no quiere hacer esfuerzos y el retail debe ponérselo fácil. Porque en este nuevo escenario, ser conveniente es la única forma de seguir en juego.

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