Hace una década, el papel del influencer en retail se limitaba a posar con una prenda y etiquetar la marca. Hoy, esa figura se ha convertido en una pieza clave de las estrategias comerciales. No es exagerado decir que muchos influencers ya venden más que algunas tiendas físicas. Y los microinfluencers, con comunidades reducidas pero entregadas, son la nueva arma secreta de las marcas que quieren vender más y mejor.
El retail ha encontrado en ellos a sus nuevos dependientes: perfiles que conocen a su audiencia, que saben cómo recomendar sin parecer que venden y que convierten interacciones en ventas. Si el live commerce es el escaparate del presente, los influencers son quienes acompañan al cliente en su recorrido hasta la caja.
Microinfluencers: menos ruido, más resultados
A diferencia del influencer, lo que hace potente a un microinfluencer no es su número de seguidores, sino su nivel de conexión. Según datos de Stack Influence, representan el 91% del mercado de creadores y su nivel de engagement es significativamente superior al de los grandes perfiles. Un influencer con 10.000 seguidores puede generar más conversiones que uno con un millón, si su comunidad confía en él como en un amigo.
Esa cercanía es clave para un consumidor saturado de estímulos y reticente a la publicidad clásica. Aquí, la recomendación no llega como un anuncio, sino como un consejo con nombre propio.
Estrategias que fidelizan y venden
Las marcas que mejor aprovechan el marketing de influencers entienden que no se trata sólo de visibilidad, es cuestión de construir una narrativa.
Un ejemplo claro es Glossier, que desde sus inicios ha trabajado con microinfluencers en lugar de grandes celebridades. ¿El resultado? Una comunidad de consumidoras que además de comprar, prescribe.
Otra estrategia en alza es el uso de “embajadores de marca” a largo plazo. En este caso no se trata de colaboraciones puntuales, sino de relaciones sostenidas en el tiempo que aportan al mensaje coherencia y autenticidad.
No es sólo marketing, es retail
El influencer es algo más que un canal de comunicación: es un canal de venta. Según el Social Commerce Report 2024 de The Influencer Marketing Factory, el 62% de los responsables de marketing sitúan el social commerce como objetivo prioritario de sus campañas con influencers, y el 67% prevé aumentar su presupuesto en este tipo de acciones, con un ROI medio de 6,5 dólares por cada dólar invertido.
Esa eficacia ha hecho que los influencers pasen de ser “una opción más” a convertirse en parte del core comercial de muchas marcas. En especial, en categorías como belleza, moda, alimentación saludable o tecnología de consumo.
¿El futuro? Menos publicidad, más personas
Todo apunta a que el futuro del retail pasa por humanizar cada punto de contacto. En ese camino, los influencers no son únicamente altavoces. Son la cara visible de las marcas, los que ponen voz a su propósito y los que generan confianza.
Además, mientras los consumidores valoren más la autenticidad que la espectacularidad, los microinfluencers seguirán ganando terreno. Porque en un mercado saturado de impactos, lo que convierte no es gritar más fuerte, sino decir lo justo y, sobre todo, hacerlo con credibilidad.