¿Quién paga la rapidez? El nuevo reto logístico del delivery instantáneo

La urgencia del on-demand está sacudiendo la planificación de la última milla: más infraestructuras, más datos, más presión operativa
Chica entregando un paquete a un cliente Chica entregando un paquete a un cliente

Que te llegue a casa una compra en menos de 15 minutos ya no parece un lujo. Más bien es una expectativa. Y para el retail, esto supone un reto y, sobre todo, un cambio radical. Porque detrás de cada promesa de “entrega inmediata” hay una operación logística que necesita ser rápida, precisa, eficiente y también rentable.

El auge del delivery on-demand —marcado por modelos como el delivery instantáneo o el quick commerce— está obligando a marcas, operadores logísticos y plataformas tecnológicas a rediseñar toda su planificación. No se trata sólo de poner más repartidores en la calle. Se trata de reconstruir desde el backoffice toda la lógica de distribución para operar como un sistema reactivo, hiperlocal y digitalizado en tiempo real.

Planificación logística

Hasta ahora, la última milla operaba sobre patrones previsibles: entregas en franjas horarias, pedidos agrupados, rutas optimizadas con antelación… Pero el modelo on-demand lo ha desbaratado todo. Las entregas se disparan en cualquier momento del día, los destinos cambian en tiempo real y los márgenes para organizar el flujo logístico se reducen a minutos.

Esto ha llevado a muchos retailers a invertir en infraestructura propia, más próxima al cliente. Por ejemplo, Delhivery ha ampliado su red de dark stores? para escalar su servicio, apostando por la proximidad como ventaja estratégica.

Además, el boom del delivery inmediato o instant delivery está impulsando el crecimiento de los microalmacenes urbanos (micro-fulfilment centers), especialmente en ciudades y zonas de alta demanda. 

Incluso en entornos rurales, donde la rapidez parece menos viable, el impacto es notable. En EE UU, por ejemplo, la cadena Tractor Supply ha reforzado su red de entregas con flotas propias, saliendo desde tiendas físicas y centros de distribución locales. Esto les permite responder con agilidad en zonas de baja densidad sin depender de terceros.

Del big data a la microdecisión: la IA entra en escena

Para sobrevivir a esta presión operativa, cada segundo cuenta. Y aquí es donde la inteligencia artificial se convierte en aliada clave. Empresas como Veho, Amazon o UPS ya aplican herramientas de IA que permiten recalcular rutas, redistribuir flotas y prever picos de demanda en tiempo real.

Estas soluciones optimizan los costes, mejoran la fiabilidad y reducen los errores de entrega, una métrica crítica cuando el cliente espera recibir su pedido antes de que termine el café que se acaba de pedir.

La IA también es fundamental en la planificación predictiva: anticipa qué productos tendrán más rotación, en qué zonas se activará la demanda o cuándo conviene mover stock entre microhubs para mantener el equilibrio operativo. Y lo hace con datos en vivo, combinando patrones históricos con variables externas como el clima, el tráfico o eventos locales.

Además, su integración con sistemas de gestión de almacenes (WMS) y plataformas de e‑commerce permite generar un flujo de decisiones automáticas: desde la asignación del pedido hasta la selección del repartidor más eficiente. Así, cada entrega deja de ser un reto individual para convertirse en parte de una coreografía logística optimizada al segundo.

Una promesa con costes ocultos

Pero el delivery instantáneo no es gratuito, ni para el retailer ni para el planeta. Acelerar la entrega implica multiplicar los envíos individuales, lo que incrementa las emisiones, la ocupación del espacio urbano y la presión sobre los trabajadores logísticos.

Por eso, muchas marcas empiezan a explorar modelos híbridos: ofrecer velocidad como opción premium, mientras mantienen otras alternativas más sostenibles y económicas. 

También crecen los servicios que permiten al usuario programar entregas a conveniencia o agrupar varios productos en un solo envío para ahorrar desplazamientos y reducir el impacto ambiental.

Lo que viene: diseño logístico desde la inmediatez

En este nuevo escenario, la última milla deja de ser el final del trayecto para convertirse en el punto de partida de la innovación logística. Las marcas que quieran competir en el universo on-demand tendrán que pensar sus operaciones desde la calle: flotas distribuidas, decisiones en tiempo real, sistemas predictivos, colaboraciones con operadores especializados y una nueva mentalidad donde cada segundo es una oportunidad (o una pérdida).

La logística, hasta ahora invisible, se convierte en experiencia. Y en esa carrera, la planificación se mide en minutos.

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