Retail-as-a-Service (RaaS) es una expresión que aglutina varios fenómenos emergentes en la industria del retail. No estamos hablando simplemente de vender productos, sino de que las tiendas ofrezcan servicios adicionales como showroom para terceros, espacios de experiencia, corners de marcas, modelos de suscripción o alquiler, etc. Todo ello con una experiencia digital y presencial integrada (Sí, como ya habrás leído por aquí muchas veces, el futuro —y el presente— del retail es phygital).
Este modelo de tiendas como plataformas de servicios no es completamente nuevo, pero sí está cobrando fuerza actualmente y está redefiniendo lo que significa “ir de tiendas”. Porque los consumidores demandan más que un producto: quieren emociones, comunidad, flexibilidad y personalización. Además, las herramientas tecnológicas (datos, IA, plataformas omnicanal) ya permiten operar estos espacios con mayor eficiencia.
¿Cómo funciona el Retail-as-a-Service?
Para que un espacio retail pueda funcionar como un servicio añadido y no sólo como un punto de venta, suelen concurrir varios elementos.
Por una parte, el RaaS convierte el espacio físico en un recurso flexible. Hay tiendas que alquilan zonas o corners a otras marcas o marketplaces físicos en los que terceros pueden mostrar productos.
Por otra parte, hay retailers que convierten sus establecimientos en escaparates de experiencias, con talleres, asesorías y otros servicios personalizados que acompañan al producto.
También hay quienes apuestan por modelos de suscripción o membresía. El consumidor paga una cuota periódica que le da acceso a ventajas, productos exclusivos o servicios recurrentes.
Todo ello, apoyado por una capa digital que permite gestionar la relación con el cliente en tiempo real y hacerla más eficiente: apps, datos de comportamiento, herramientas de reserva o prueba virtual. En definitiva, uso de tecnologías que cruzan lo físico y lo online en un modelo que va más allá de lo omnicanal.
Casos que apuestan por esta tendencia
En España, El Corte Inglés ha sido pionero en este terreno con un modelo que lleva décadas desarrollando: el de las “tiendas dentro de la tienda”. Sus grandes almacenes han funcionado tradicionalmente como un ecosistema en el que conviven marcas de moda, belleza o tecnología con sus propios corners, un formato que encaja perfectamente con la lógica del Retail-as-a-Service al convertir el espacio en un servicio para distintas firmas.
Más recientemente, MediaMarkt puso en marcha un programa de “Space-as-a-Service” para que los vendedores de su marketplace online pudieran disponer de un espacio físico para mostrar sus productos. Así daba un paso más en la integración de lo digital con lo presencial y abría la puerta a que la tienda funcionase como plataforma para terceros.
Fuera de nuestras fronteras y en otros sectores también se muestra cómo el RaaS se materializa de distintas maneras. En el ámbito de la belleza, por ejemplo, son cada vez más frecuentes los “subscription boxes”. En el caso de Macy’s, envía mensualmente una selección de productos de cosmética a sus clientes, consolidando una relación continua más allá de la compra puntual. Con ello, la tienda hace algo más que una venta. Se convierte en un canal recurrente de servicios y experiencias que refuerzan el vínculo con el consumidor.
Un modelo con oportunidades y retos
El auge del RaaS responde a un contexto muy concreto. Los consumidores buscan experiencias más completas y coherentes entre lo físico y lo digital, mientras que el comercio electrónico ha obligado a los espacios físicos a reinventarse para seguir siendo relevantes. Si antes la tienda era el lugar central de la compra, ahora se entiende como un punto de conexión, de descubrimiento y de servicio.
Sin embargo, esta transformación no está exenta de desafíos. La gestión de espacios compartidos entre distintas marcas puede ser compleja, y los modelos de suscripción requieren cumplir de forma rigurosa lo que se promete para no erosionar la confianza del cliente. A esto se suman los costes logísticos de sostener experiencias personalizadas y el riesgo de saturar al consumidor con demasiadas propuestas.
En cualquier caso, el Retail-as-a-Service se perfila como una evolución natural de la industria, donde las tiendas se convierten en escenario para que marcas y consumidores quieran encontrarse.