Amazon y la conquista de la última milla

Su red de microhubs urbanos está revolucionando la logística. ¿Estamos ante el nuevo estándar de la distribución?
Chica joven trabajando en una empresa de logística Chica joven trabajando en una empresa de logística

Un pedido online no es simplemente un clic: es una promesa de inmediatez. Cumplirla, especialmente en entornos urbanos, se ha convertido en la nueva gran batalla del retail. Amazon lo sabe bien. Por ello, lleva tiempo reescribiendo el mapa logístico desde dentro de las ciudades, desplegando una red de microhubs que le permite entregar paquetes en horas, no en días. Esta estrategia está marcando el camino para todo el sector.

La última milla —ese tramo final desde el centro logístico hasta la puerta del cliente— es el eslabón más costoso, imprevisible y complejo de toda la cadena. Sin embargo, es el que define la experiencia de compra. Si la entrega falla, todo falla. 

La solución de Amazon pasa por lo que algunos ya llaman «el modelo capilar«: pequeños centros de distribución insertados dentro del tejido urbano, diseñados para minimizar distancias y maximizar velocidad.

Microhubs: una nueva lógica logística

A diferencia de los grandes almacenes periféricos, los microhubs urbanos funcionan como nodos inteligentes dentro de la ciudad. No requieren grandes superficies ni ubicaciones industriales. Basta un antiguo local comercial, un parking o una nave adaptada en un barrio bien conectado. Desde ahí, Amazon puede redistribuir el inventario más próximo a la demanda real y optimizar rutas con vehículos eléctricos, bicicletas o incluso repartidores a pie.

El resultado: entregas más rápidas, menos congestión y una logística más sostenible. En ciudades como Berlín, Nueva York o Norwich, esta red ya está operativa. Por ejemplo, en Berlín, Amazon dispone de un centro de micromovilidad cerca de Alexanderplatz, desde donde bicicletas eléctricas de carga entregan más de 1,5 millones de paquetes al año.

Este tipo de iniciativas forman parte del plan “Shipment Zero”, con el que Amazon se ha comprometido a que el 50% de sus envíos tengan huella de carbono neta cero para 2030, como explican en su propia página de sostenibilidad.

Tecnología, datos y predicción

El verdadero motor detrás de este modelo no es únicamente físico, sino digital. Cada microhub se alimenta de algoritmos de predicción de demanda, análisis geoespacial y aprendizaje automático que ajustan el inventario en función del historial de compras y las tendencias de cada zona.

Esto significa que Amazon no se limita a acelerar la entrega, sino que también se anticipa a ella. Puede colocar productos cerca de donde serán pedidos incluso antes de que el usuario los añada al carrito. 

Esta capacidad predictiva, sumada al control absoluto de su infraestructura, está permitiendo a la compañía reducir drásticamente sus tiempos de entrega sin depender de terceros.

¿Y el resto del sector?

Amazon no está aislado en esta carrera, pero sí va varios pasos por delante. Es cierto que Walmart ha convertido sus tiendas físicas en centros logísticos híbridos como parte de su estrategia omnicanal para acelerar las entregas y gestionar inventario más cerca del consumidor. Otros, como Glovo apuestan por un modelo de entregas ultrarrápidas basado en dark stores?, pequeñas tiendas fantasma ubicadas en zonas clave de las ciudades para atender la demanda inmediata.

La diferencia no está tanto en el qué, sino en el cómo. La ventaja competitiva de Amazon reside en la integración absoluta de infraestructura, datos y tecnología. Controla toda la cadena, desde el macroalmacén hasta el microhub, pasando por algoritmos propios que ajustan en tiempo real las operaciones logísticas.

Esto plantea una pregunta incómoda para muchos retailers: ¿cómo competir sin esa red propia ni esa potencia tecnológica?

La consultora CBRE señalaba en su informe sobre la transformación del retail alimentario que el uso de tiendas como microfillment centers redefine el modelo logístico, permitiendo a los retailers operar con mayor eficiencia en mercados densamente poblados. Su expansión, asegura, marcará una ventaja competitiva decisiva en la carrera por la última milla.

Lo que viene: proximidad, automatización y velocidad

Más que una tendencia puntual, la estrategia de Amazon anticipa un cambio estructural. La distribución ya no gira en torno a grandes hubs en las afueras, sino a centros más pequeños, inteligentes y cercanos. Un modelo que requiere colaboración entre marcas, operadores logísticos, ayuntamientos y tecnología.

Para los profesionales del retail, entender este movimiento no es simplemente clave para competir: es fundamental para rediseñar su propia cadena de valor. Porque si algo ha dejado claro Amazon es que, en la era de la inmediatez, la última milla no representa el final del camino. Es el principio de la fidelidad del cliente.

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