La inteligencia artificial generativa está emergiendo como el nuevo gran prescriptor en el universo retail. Lo que empezó como una herramienta de soporte ha evolucionado hasta convertirse en un asistente capaz de influir directamente en las decisiones de compra. Mientras las recomendaciones de influencers pierden tracción en medio de una saturación de contenido patrocinado, la IA ha ganado terreno como alternativa eficiente, personalizada y de confianza.
Una cuestión de confianza
Según un estudio de LLYC y Appinio, más del 60% de los consumidores ya confía en las recomendaciones ofrecidas por herramientas de IA para tomar decisiones de compra. Este dato crece aún más entre los menores de 30 años, de los cuales el 70% ya utiliza estos sistemas de forma habitual. Es una tendencia que se consolida: el 52% de los usuarios afirma haber cambiado una decisión de compra tras consultarla con una IA.
La razón es simple: la IA es percibida como una fuente imparcial, sin intereses comerciales aparentes, capaz de sintetizar información, comparar productos y ofrecer recomendaciones basadas en datos, no en patrocinios.
Además, esta transformación no es solamente estadística. Muchas marcas ya están explorando el uso de la IA generativa en la creación de contenidos y en su servicio posventa para adaptarse al nuevo entorno. Como apuntan desde LLYC, el reto no es si usar o no IA, sino cómo entender y aprovechar su lenguaje para seguir siendo relevantes.
Del marketing de influencia al marketing algorítmico
La influencia, hasta ahora asociada a personas con autoridad en una comunidad, se automatiza. Los asistentes conversacionales como Sparky (Walmart), Rufus (Amazon) o el servicio personalizado de Zalando actúan como curadores inteligentes de contenido comercial. Proponen estilismos, anticipan necesidades, recomiendan productos y, en algunos casos, realizan la compra por el usuario.
Mientras los influencers luchan por mantener la atención en un entorno saturado, la IA se integra directamente en el proceso de compra. Está siempre disponible, responde al instante y lo hace con un grado de personalización que los creadores de contenido no pueden igualar.
Influencers virtuales: el punto intermedio
Las plataformas también están introduciendo «influencers» virtuales que aportan a las marcas una presencia ilimitada sin las barreras tradicionales de contratación. TikTok, por ejemplo, permite a los anunciantes crear avatares con IA a partir de imágenes y prompts, capaces de generar contenido similar al humano sin contratos ni tarifas.
Eso sí, la percepción del público es mixta. Según una encuesta de Sprout Social, un 37% de los consumidores se muestra más interesado si una marca emplea un influencer virtual, mientras otro 37% expresa preocupación por la falta de credibilidad.
¿Un nuevo paradigma de influencia?
Las marcas ya no necesitan mediadores humanos para conectar con el consumidor. Lo hacen a través de sistemas que entienden su comportamiento, gustos y contexto y que interactúan con él en tiempo real, anticipándose incluso a sus decisiones de compra.
Esto no significa el fin de los influencers, pero sí un reposicionamiento. De ser protagonistas, pasarán a complementar estrategias donde la IA tendrá un rol principal. Podrán aportar el toque humano y emocional, reforzando los mensajes de marca en espacios donde la conexión empática siga siendo relevante, pero con un peso menor en la fase decisiva del funnel.
Una oportunidad para el retail
Para la industria del retail, esta evolución abre una puerta a la hiperpersonalización? a escala. Integrar sistemas de recomendación inteligentes mejora la conversión, optimiza la experiencia del cliente y genera datos valiosos para futuras estrategias.
El reto consiste en no perder el toque humano. Porque aunque la IA pueda recomendar con eficacia, el vínculo emocional con la marca seguirá requiriendo narrativas genuinas, creatividad y autenticidad. Justo lo que los buenos influencers aún pueden ofrecer.