Walmart ha decidido enchufarse al futuro. El gigante estadounidense del retail ha anunciado un plan ambicioso para instalar miles de cargadores rápidos para vehículos eléctricos en sus propios aparcamientos antes de 2030. Pero esta vez no será con alianzas externas, como ya venía haciendo, sino con infraestructura totalmente gestionada por la compañía. Un movimiento que transforma por completo el papel del supermercado en la movilidad del mañana.
La idea es simple pero ambiciosa: aprovechar la enorme capilaridad de sus más de 5.000 tiendas en Estados Unidos para ofrecer un servicio cada vez más demandado por los consumidores y, además, hacerlo con recursos propios, desde el diseño hasta la operación. Ya se han iniciado las pruebas piloto en varias ubicaciones y los planes apuntan a desplegar miles de puntos de carga en los próximos años.
Del aparcamiento al hub energético
Hasta ahora, Walmart contaba con estaciones de carga operadas por terceros como Electrify America o EVgo en más de 280 de sus tiendas. Sin embargo, la nueva estrategia marca un punto de inflexión. La compañía quiere ser dueña de su propia red, con cargadores rápidos de hasta 400 kW, compatibles tanto con CCS como con NACS, los dos estándares más extendidos en el mercado.
Este cambio le permite mejorar la experiencia del cliente y también le da un control total sobre el servicio: desde los precios y el mantenimiento hasta la integración con otros productos o programas de fidelización. Y, por supuesto, posiciona a Walmart como uno de los grandes actores del retail que entiende que la energía será un eje clave de su propuesta de valor.
Conveniencia que fideliza
La propuesta tiene mucho sentido en términos de experiencia de cliente. Cargar el coche mientras haces la compra es una solución cómoda, eficiente y que puede cambiar la percepción del usuario sobre la marca. Además, Walmart no descarta integrar estos servicios con ventajas exclusivas, descuentos o programas para sus clientes habituales, reforzando así su capacidad de fidelización.
Convertir los aparcamientos en espacios de valor añadido puede ser una jugada maestra. Y si además se vincula con otros servicios —como restauración, recogida de pedidos online o zonas de espera—, el supermercado se convierte en algo más: en un espacio multifuncional al servicio del consumidor del siglo XXI.
Sostenibilidad con retorno
Más allá del negocio, está la dimensión ambiental. Walmart lleva años trabajando en la reducción de su huella de carbono, y este paso encaja con una estrategia de sostenibilidad más amplia.
Facilitar la recarga eléctrica contribuye a la descarbonización del transporte y responde a las expectativas de un consumidor cada vez más exigente con las prácticas responsables de las marcas que elige.
¿Y si lo traemos a Europa?
Aunque la realidad urbana y regulatoria europea es distinta, el modelo tiene potencial para adaptarse. Las grandes cadenas de supermercados —con sus redes extensas y localizaciones estratégicas— pueden jugar un papel clave en la adopción del vehículo eléctrico si integran servicios de recarga en sus aparcamientos.
En España y otros países europeos, donde el despliegue de puntos de carga aún enfrenta desafíos de capilaridad, conveniencia y coste, los retailers tienen una oportunidad única de liderar este cambio. Y no solamente como parte de su compromiso sostenible, sino como una ventaja competitiva real.
El nuevo rol del supermercado
Walmart ha entendido algo esencial: en el new retail, la tienda física no puede limitarse a vender productos. Tiene que resolver necesidades. Y si entre ellas está la de moverse de forma limpia, cómoda y accesible, entonces los aparcamientos deben evolucionar.
Convertir estos espacios en hubs energéticos no es una apuesta simbólica. Es una declaración de futuro. Un futuro donde el retail acompaña al consumidor en su compra y también en su forma de desplazarse, de consumir energía y de vivir.