Retail en movilidad: ¿comprar desde el coche será tendencia o anécdota?

El vehículo empieza a posicionarse como un nuevo escaparate para el retail más inmediato
Imagen de un display de un coche con un pedido para realizar Imagen de un display de un coche con un pedido para realizar
Comprar desde el coche, ¿evolucionará o se quedará en algo anecdótico?

Imagina que estás en un atasco camino al trabajo y desde la pantalla de tu coche pides un café para recogerlo en la siguiente estación de servicio. Cinco minutos después, pasas a buscarlo sin bajarte del vehículo. ¿Ciencia ficción? No. Es el retail en movilidad y ya está aquí.

El coche como canal de venta

La transformación del coche en una plataforma conectada está abriendo nuevas vías para el comercio. La conectividad 5G, los asistentes de voz y los sistemas operativos integrados como Android Automotive o Apple CarPlay están convirtiendo al coche en un nuevo punto de contacto entre las marcas y sus clientes. 

No es casualidad: pasamos una media de más de una hora al día al volante, un momento ideal para resolver pequeñas gestiones y, por qué no, realizar compras rápidas.

En este escenario emergente, ya se están dando los primeros pasos. Grandes tecnológicas como Amazon o Apple estudian formas de facilitar la compra por voz mientras se conduce, y startups como Drively X están diseñando pantallas adaptadas al entorno del coche que permiten comprar sin apartar la vista de la carretera. 

Además, algunas cadenas de restauración están integrando sus servicios directamente en los sistemas del vehículo, permitiendo hacer pedidos desde la consola del salpicadero con un par de toques o incluso por comandos de voz.

Del click & drive a la experiencia inmersiva

Durante la pandemia, el modelo click & drive se impuso como una alternativa rápida, segura y sin contacto. Hoy, este modelo ha evolucionado más allá de una solución coyuntural para convertirse en parte del nuevo estándar omnicanal. 

Hacer un pedido desde casa, activarlo desde el coche, recogerlo sin bajarse: todo forma parte de una experiencia cada vez más integrada entre movilidad, conveniencia y eficiencia.

El siguiente paso lógico es cerrar ese círculo desde dentro del propio coche. Que no haga falta cambiar de dispositivo, ni abrir una app en el móvil. Que todo, desde la compra hasta el pago o la recogida, ocurra dentro del ecosistema digital del vehículo.

¿Qué se compra desde el coche?

El coche no está llamado a sustituir al e-commerce ni a competir con la tienda física. Pero sí puede ser un canal relevante en ciertos contextos. Las compras que se están integrando en esta nueva movilidad suelen ser rápidas, funcionales y asociadas al trayecto: comida y bebida para recoger, reposiciones básicas, reservas de aparcamiento, estaciones de carga o incluso recomendaciones geolocalizadas con promociones inmediatas.

En lugar de añadir complejidad, el objetivo es justo lo contrario: hacer que comprar desde el coche sea tan natural como activar el navegador o cambiar de emisora.

Un canal con futuro si se usa con sentido

Pero este nuevo canal también plantea desafíos importantes. El primero, y más evidente, es la seguridad. Toda interacción comercial debe ser sencilla, no intrusiva y compatible con la atención a la conducción. Los diseñadores de estas interfaces tienen ante sí el reto de crear experiencias de compra ultraminimalistas, que funcionen bien incluso por voz o automatización.

También hay barreras normativas que podrían frenar su aplicación, dependiendo de cómo se regule el uso de pantallas en movimiento. 

Y más allá de lo técnico y lo legal, está la pregunta de fondo: ¿los consumidores quieren comprar desde el coche? ¿Lo ven como algo útil o como una exageración innecesaria?

¿Tendencia o anécdota?

Según McKinsey, el retail vinculado a la movilidad va a evolucionar rápidamente, impulsado por la electrificación del parque automovilístico, el avance de los vehículos autónomos y la necesidad de transformar las estaciones de servicio en espacios de valor añadido. 

En ese marco, el coche puede convertirse en una nueva interfaz de compra, especialmente en momentos de espera o carga.

El potencial está ahí. Pero dependerá de que las marcas sepan integrarse con sentido común, ofreciendo algo más que una versión reducida del e-commerce. No se trata de llenar el coche de estímulos publicitarios, sino de crear un canal útil, natural y seguro que acompañe al usuario en su día a día.

Por ahora, comprar desde el coche es una opción anecdótica. Pero si la tecnología, el contexto y las necesidades del consumidor siguen alineándose como hasta ahora, podría convertirse en una tendencia con recorrido.

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