Tiendas con huella de carbono cero: ¿utopía o presente?

La descarbonización llega al punto de venta. ¿Cómo lo han conseguido algunas marcas?
Tienda de Ikea en Greenwich, Londres Tienda de Ikea en Greenwich, Londres

Un edificio que se autoabastece con energía solar, construido con materiales reciclados, equipado con sensores inteligentes para controlar el consumo y que incluso compensa sus emisiones a través de proyectos ambientales. Así es una tienda con huella de carbono cero. Y aunque hace sólo unos años parecía una utopía, hoy es una realidad tangible que ya forma parte de la estrategia de sostenibilidad de algunos de los retailers más comprometidos con el medio ambiente.

La idea es integrar la sostenibilidad en cada rincón del punto de venta: desde los sistemas de climatización hasta los materiales de exposición, pasando por la movilidad del equipo y la logística asociada. ¿El objetivo? Reducir a cero —o neutralizar completamente— la huella de carbono generada por la tienda física.

De la intención a la acción

La presión regulatoria y el cambio en las expectativas de los consumidores han hecho que las marcas ya no puedan limitarse a campañas de concienciación: tienen que pasar del discurso a la acción. Y eso implica, por una parte, rediseñar los productos, pero, por otra, reconfigurar también los espacios físicos en los que se vende y se comunica la marca.

Un ejemplo es la tienda insignia de Aesop en Regent Street, en Londres, que ha integrado criterios de arquitectura pasiva, aislamiento reforzado y un sistema de ventilación de alta eficiencia. Cada decisión, desde los acabados interiores hasta la iluminación LED, ha sido tomada con criterios de sostenibilidad y diseño responsable.

Otro caso es el de la cadena española Caprabo, que tiene supermercados con certificación energética A, además de iniciativas de sostenibilidad en logística, transporte, reciclaje y procesos.

En España también encontramos el ejemplo de Ecoalf, que además de producir ropa con materiales reciclados, tiene en Madrid su tienda neutra en emisiones de CO₂.

Albert Heijn, la principal cadena de supermercados de los Países Bajos, ha implementado diversas iniciativas para reducir su huella de carbono y promover la sostenibilidad en sus tiendas. Además, tiene el compromiso de abastecer todas sus tiendas y clientes sin emisiones para 2030, ampliando su flota de vehículos eléctricos y adoptando prácticas sostenibles en toda su cadena de suministro.

IKEA también ha dado pasos firmes en este sentido. Su tienda en Greenwich (Londres) fue diseñada como el buque insignia sostenible de la marca, con una azotea verde, más de mil paneles solares, sistemas de reciclaje de agua y una certificación BREEAM “Outstanding”. 

Tecnologías que hacen posible el cambio

Para lograr una tienda carbono cero, las tecnologías juegan un papel esencial. La instalación de paneles solares o el uso de energía geotérmica son cada vez más habituales. También destacan los sistemas de gestión energética que monitorizan en tiempo real el consumo y permiten ajustes automáticos para mejorar la eficiencia.

Además, se están incorporando materiales reciclados o de origen local en la construcción, se eliminan los sistemas de climatización tradicionales en favor de modelos híbridos y se utilizan sensores para controlar la iluminación o la afluencia de personas y adaptar el uso energético a las necesidades reales.

Más allá del edificio: movilidad y logística sostenible

Pero la neutralidad de carbono no termina en la tienda. Cada vez más marcas están extendiendo su estrategia de sostenibilidad al transporte del personal, a la logística de última milla y a la movilidad de sus clientes. 

Desde puntos de recarga para vehículos eléctricos hasta incentivos para acudir a la tienda en bici o transporte público, cada elemento cuenta en la ecuación del impacto.

Asimismo, las marcas compensan las emisiones que aún no pueden eliminar mediante programas de reforestación, compra de créditos de carbono o colaboración con ONGs ambientales.

Las tiendas cuyo objetivo es conseguir una huella de carbono cero, además de reducir el impacto ambiental, generan un valor diferencial para las marcas. Representan un compromiso visible, coherente y medible que mejora la percepción del consumidor y refuerza la credibilidad de la empresa. Y lo más importante: son un modelo replicable.

El reto ahora es escalar este modelo, hacerlo accesible para retailers de todos los tamaños y convertir la sostenibilidad en norma, no en excepción. Porque el punto de venta del futuro será eficiente, responsable, innovador y con huella cero.

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